domingo, 3 de mayo de 2009

TIEMPO DE CRISIS

Por Fredi Arreola

Texto: Hechos 4:5-12 (incluir todo el capítulo)

Enfoque: La historia de Pedro y Juan ante el concilio del Sanedrín revelan algunas respuestas posibles ante la crisis.
Función: Animar a la congregación a un análisis espiritual y buscar de Dios su fortaleza en oración.
Introducción
1. Hace algunos años se nos vino una crisis para la cual no estábamos preparados. Tal parece que los factores ya estaban preparados de antemano y se dieron cita para uno de los peores escenarios que nuestra congregación tenía que vivir. Aún recordar aquellos días me hacen sentir incómodo.
2. Pero los tiempos de crisis, como se nos ha enseñado de las tradiciones chinas, contienen “peligro” y “oportunidad”. Qué hacemos en tiempos de crisis determina el resultado que sigue a una crisis. Más de una vez he aconsejado a hermanos cuando sufren, por ejemplo, alguna muerte o la noticia de alguna enfermedad fatal: “No añadan a la crisis que tienen, otra”.
3. Con esto en mente, a mí se me hace hasta providencial el que este domingo venga en el Leccionario Hechos 4:5-12, porque la iglesia primitiva enfrenta su primera crisis: los apóstoles Pedro y Juan son llevados al concilio y se les intimida para que dejen de predicar el evangelio. Lo que la iglesia hizo y lo que los apóstoles hicieron es una luz para nuestro sendero.

Primera Tarea Describir las circunstancias de la historia y las respuestas tanto de la iglesia primitiva como de los apóstoles

1. La historia bíblica nos ofrece algo de trasfondo. Jesús ha ordenado a sus discípulos a permanecer en Jerusalén hasta ser investidos con el poder del Espíritu Santo, una promesa que se había dado por el Padre y que el Hijo haría una realidad.
2. Diez días después de la ascensión se celebraba el Día de Pentecostés. Estos días los discípulos (120 de ellos) están todos unánimes juntos. Lo que hicieron durante su tiempo de espera es orar. El Día de Pentecostés el Espíritu Santo desciende sobre todos ellos y la iglesia nace, como ahora la conocemos. Pedro se levanta para predicar y 3, 000 personas se convierten.
3. El siguiente evento que el médico Lucas nos narra es la curación de un cojo. Uno pudiera pensar que este milagro traería un despertar espiritual del pueblo, pero no es así. Lo que ocasiona es el encarcelamiento de Pedro y Juan. Esta historia es la primera de muchas de conflicto entre el cristianismo y las autoridades.
4. ¿Por qué Lucas escoge narrarnos esta historia? ¿Qué espera lograr a través de ella? Una de las primeras cosas que podemos notar es que el impacto de esta recién nacida iglesia es enorme. El número de los varones que creyeron era como cinco mil. Esto preocupó mucho a las autoridades. Por lo cual, deciden encarcelar a los apóstoles e intimidarlos.
5. La respuesta que tenemos viene con el sello siguiente: “Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo”. Es importante observar estos señalamientos del narrador porque en todo tiempo quiere enseñarnos que la respuesta a la crisis no proviene de nosotros, sino de Dios. Otra posibilidad que se puede considerar aquí sería: “Entonces Pedro, lleno de temor...” Pero Pedro está lleno del Espíritu.
6. Segundo, la confesión tiene que ver con Jesús. Aquí encontramos uno de los textos más conocidos y que alguna vez aprendimos de memoria. ¿Quién no recuerda Hechos 4:12? “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. Una confesión como ésta, tan temprano en la iglesia primitiva, es de notar.
7. Jesucristo sigue siendo el centro de todo testimonio. No es Pedro, no es Juan, sino Pedro lleno del Espíritu Santo quien confiesa y confronta las autoridades que están intimidándolo. Si como decíamos el domingo pasado, qué sale de nuestra boca indica de qué estamos llenos, una crisis es una de esas cosas que saca exactamente lo que está en nuestro corazón.
8. A mí me ha llamado la atención que, después de la toma de decisión de la Junta, sentí una profunda tristeza. Me fui a dormir preguntándome sobre qué indicaba ese sentimiento. En la mañana del jueves, en mis devociones matutinas, después de orar, le pedía al Señor me indicara exactamente qué hay en mi corazón. He llegado a algunas conclusiones:
a. Primero, amo estar con la congregación y, aunque todavía no había sucedido, ¡ya los estaba extrañando! Pensé sobre la posibilidad de que, uno de estos días, ya no pueda estar en una congregación. Entendí mejor lo que el salmista expresa en su depresión: “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; de cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío” (Salmos 42:2-5).
b. Segundo, descubrí mi profunda dependencia de la comunidad de fe. Realmente nos necesitamos unos a otros. Oh sí, pudiera haber otros. Pero ahora mismo, ustedes son mis hermanos y hermanas. Ustedes son los medios de gracia para mi vida cristiana. Realmente nos necesitamos. Nuestro amor es real.c. Descubrí qué tan frágiles somos. Un virus puede ponernos en jaque. ¿No es maravilloso que todo este tiempo tú y yo hemos existido y hemos vivido como hermanos? Ciertamente Dios nos ama y nos protege.
9. Tercero, la iglesia primitiva alza su voz unánime para alabar a Dios. Su alabanza es una oración que hace temblar el lugar donde estaban congregados y ¡todos fueron llenos del Espíritu Santo! ¡Otra vez! ¡Cómo necesitamos ser llenos del Espíritu una y otra y otra vez! No podemos movernos ni un sólo centímetro espiritualmente hablando sin el poder del Espíritu.

Segunda Tarea Hacer algunas aplicaciones a la situación que vivimos

1. Así que, estas son algunas de las cosas que escucho de nuestro texto y que comparto con ustedes.
2. Primero, una crisis revela qué hay en nuestro corazón. No tenemos por qué desaprovechar una oportunidad como ésta. Tal vez no tendremos otra el resto de nuestra vida. Pero, ¿qué ha revelado que hay en tu corazón? Te invito a que reflexiones sobre aquello que surgió espontáneamente. ¿Temor? ¿Miedo? ¿Preocupación? ¿Pánico? ¿Confianza? Cualquiera que haya sido tu reacción, esa es. La revelación de la que has sido objeto es de suma importancia porque ahora podemos trabajar con nuestro corazón. Lo que queremos es que esté lleno del Espíritu Santo. Si no está, ¿no crees que necesitas ponerle remedio a esa deficiencia espiritual? Y si está, ¿no es tiempo de alabar a Dios?
3. Segundo, nuestra respuesta es también importante. Bien recuerdo lo que el presbítero Roberto Moreno me dijo en una ocasión: “Fredi, en las crisis tendemos a sacar el cobre”. Y es exactamente lo que había salido de mi corazón en aquella crisis. Me hizo reflexionar. Tomé medidas para cambiar el rumbo de mis acciones y ahora, ¡no me arrepiento de haber escuchado al hermano! ¿Qué ha sido nuestra respuesta? Durante estos días he escuchado una variedad de comentarios. Cada uno de ellos ha sido valioso precisamente porque revela qué estamos haciendo.
4. Recuerdo otra crisis en mi vida. Terminaba de leer un libro donde el maestro enseñaba a su aprendiz a convertirse de cazador en guerrero. Le dijo: “Un cazador eventualmente será cazado; un guerrero danza frente a su muerte. Eso lo hace un hombre de poder”. Unos días después estaba “danzando frente a la muerte”. Recuerdo muy bien mis pensamientos: “Fredi, tienes que portarte como cristiano. No puedes permitir que esto te derrumbe”. Gracias a Dios, esos pensamientos me dieron la luz a seguir. Igualmente, no me arrepiento de las decisiones que tomé y las cosas que hice. Creo que, en muchos sentidos, soy lo que soy como producto de aquellos momentos y las decisiones que siguieron.
5. Finalmente, la iglesia primitiva se volcó a la oración. En todo tiempo la iglesia necesita regresar a lo básico. Como el himno antiguo pregunta: “¿Recuerdas la última vez que al Señor, viniste con todas tus cargas?” Un tiempo de crisis nos obliga volver a Dios en oración, y cualquier cosa que nos haga buscar al Señor en oración, vale la pena.
6. Algunos se preguntarán si no tomamos una decisión demasiado apurados. Todavía pienso que no. La fe no es arrogancia. Los apóstoles no andaban buscando problemas; los problemas los buscaron a ellos. Ellos se dedicaron a predicar con denuedo la palabra de Dios. En otras palabras, cuando cumplimos nuestra misión Dios está con nosotros; cuando buscamos problemas, estamos solos.

Conclusión

1. Tendremos mucho de qué hablar en los días que vienen. Ya he escuchado mucho humor y visto mucho humor relacionado con lo que está sucediendo en México y el mundo. Qué bueno que podemos reírnos de lo que vivimos. Y creo que es una buena catarsis.
2. Pero tal vez otras respuestas sean más adecuadas. La gente a nuestro alrededor necesita escuchar lo que nuestro texto anuncia: “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). En tiempos de crisis la gente quiere un ancla: Jesucristo es nuestra esperanza (1 Timoteo 1:1). Y si nosotros buscamos al Señor en nuestra crisis, podemos testificar en primera persona.
3. Finalmente, confieso con alegría, verdaderamente nos necesitamos unos a otros. El día que estemos unidos cantando al Señor, apreciaré de una manera más profunda la comunidad de fe. Como Jacob le dijo a su hermano Esaú: “Vi tu rostro como el rostro de Dios”. Así te veré, mi hermano. Así te veré.

No hay comentarios: